Hacia mucho tiempo que no íbamos, y como siempre, la comida excelente. Aunque tengo que decir que la compañía importa, y con los amigos Raúl, Carolina y familia, siempre suma. Ha sido un placer volver a veros.
El lugar es autentico, la decoración está muy cuidada y muy bien ambientada con detalles mexicanos. Eramos 8 y nos sentaron en una mesa cuadrada, pero al quedar libre una mesa redonda nos la ofrecieron. Estuvimos muy cómodos. Pedimos unos nachos para compartir. Muy recomendables los nachos (de las 3 opciones pedimos el que llevaba más ingredientes, no recuerdo el nombre). Las cantidades muy generosas. De los segundos recomiendo las enchiladas poblanas, las picantes, y la chimichanga de mar. Exquisito y la salsa riquísima. Los postres también muy buenos, sobre todo las crepas con cajeta (salsa de dulce de leche espectacular) .
No quiero terminar sin recomendar las margaritas, que he de decir que parecían flojitas pero muy muy ricas. Nos tomamos un par de ellas Carolina y yo, y luego se notaba que sí tenían su tequila. No dejéis de probarlas. Mi mujer, Raquel, se tomó un mojito que llevaba media selva en el vaso.
El trato correcto, aunque un poco más de simpatía sería de agradecer.
Lo recomiendo sin duda
