Estás en uno de los
referentes gastronómicos y de tapeo de Valladolid, donde se inventaron las
tablas, de las que luego comentaré mi opinión.
Francisco Martínez,
Paco para los clientes, es un cocinero hecho como tal en las cocinas, partiendo de
materias primas de calidad y nutriéndose de lo que la vida gastronómica le ha
enseñado en su periplo por la vida y los restaurantes del mundo.
En el año 1983 toma
las riendas de La Criolla, un bar situado en pleno centro de Valladolid, junto
a la Plaza Mayor, típica zona de chateo.
Del invento de las
tablas, que fue todo un éxito, Paco comenzó a ampliar su oferta con recetas
basadas en el producto y al que va aportando toques de modernidad.
La carta es muy
amplia y puedes tomar buenos pescados, mariscos, carnes rojas, lechazo … y sus
famosas tablas.
Como esto es lo más
obvio, yo te animo a que pruebes como entrantes unas mollejas de lechazo churro
con ajos confitados, los famosos callos tradicionales o una oreja de cerdo.
Sobre las tablas.
Es una opción accesible de tomar varios productos en formato picoteo, pero
tienen el problema de que terminas por tomar todo fuera de su temperatura.
Acabas comiendo bien y terminas con la comida fría. A mí no me gusta.
La sala, muy
acogedora y llena de recovecos reservados y salones, dedicados todos ellos a
personajes Vallisoletanos ilustres como la bailarina Mariemna, el escritor Miguel
Delibes, Lola Herrera o el torero Roberto Domínguez. El último dedicado en el
2015 a la actriz Concha Velasco.
Un hecho que marcó
a este profesional fue su viaje a los Juegos Olímpicos de Atlanta, en 1996,
como cocinero del Comité Olímpico Español para hacerse cargo de las comidas y
recepciones oficiales de la delegación española y que ha repetido desde
entonces en los distintos juegos.
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