Este restaurante lo meto solamente por la escasez de mejicanos en Valencia, por si te gustan y quieres quitarte el gusanillo.
Está situado en la zona Juan Llorens, bastante escondido.
La decoración es muy colorida, con pinturas de estilo mejicano, y algo tétrica.
Las mesas también están así decoradas, y las sillas con el asiento trenzado, y alguna con un agujero que daba miedo sentarse. Sin mantel, servilleta de papel, y todo muy tosco.
La carta es variada, con lo típico, burritos, enchiladas, tacos, ..., y la preparación muy básica y abusando del cilantro. Tomé una margarita que estaba muy buena.
En resumen, nada especial, pero una de las pocas opciones en Valencia de este tipo de cocina.
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