Queríamos comer
fuera de la zona principal, en una zona menos turística y más Rociera, y
después de ver a la Virgen, era buena opción. Preguntamos en un quiosco frente
a la ermita.
El sitio está
lejos de lo principal, junto a una de las carreteras que cruzan el poblado.
Cenamos en la
terraza, se llenó al poco de empezar a cenar, tanto las mesas como la zona en
la que los caballistas se toman un cerveza encima de sus monturas. Curioso para
los que somos de fuera.
El servicio
bastante rápido y con suficientes camareros. Aunque la terraza estaba llena atendían
con suficiente rapidez.
Gran terraza para disfrutar de una buena cerveza, la comida
aceptable, y la atención perfecta del personal.
Precio y variedad de la carta muy bien también. Todo un acierto.
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