La propuesta gastronómica está basadaen sabores mediterráneos y son platos elaborados con producto local y en los que las verduras tienen un gran protagonismo, suministradas por agricultores locales.
Tienen un menú de carta que te da un recorrido variado por alguno de sus platos on mayor éxito, como son: Mozzarella rellena de “esgarraet” y gratinada, ensaladilla de bacalao, patata y verduras asadas, cebollas asadas, manteca de anchoas y almendras, alcachofas fritas, papada asada y espuma de ajos tiernos. SEGUNDO (a elegir) Merluza de pincho a la llama, caponata siciliana y jugo de tomate seco o Pluma ibérica con “trinxat” de col y patata o raviolis de rabo de toro en su jugo, parmesano, champiñón y rúcula. Para terminar con una torrija caramelizada con helado de mantecado.
Aunque me cuesta distinguir alguno de los platos, las cebollas asadas me sorprendieron y los raviolis, de los que me hubiese comido otros dos más.
El local es muy amplio pero con una decoración muy simple.
El servicio muy amable y muy rápido, incluso demasiado.
El vino que tomamos fue un bobal, Finca Terrerazo 2014, muy recomendable.
Muy recomendable este restaurante. Los entrantes sabrosos, sobre todo las cebollas. De plato principal tomamos raviolis de rabo de toro, muy buenos, aunque muy escasos. No me quedé con hambre, pero porque mi chico no probó el postre, y me comí yo el de los dos. Una torrija muy buena que más parecía un bizcocho
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