Aunque mi primer contacto ha sido en una comida de negocios, es un buen descubrimiento para una cena romántica. Gracias Joaquín por el descubrimiento.
El restaurante se encuentra en pleno centro de Castellón, a pocos metros de su gran Catedral. Se trata de un romántico y acogedor restaurante que ofrece una cocina mediterránea con toques creativos.
Es un local con una decoración esmerada, con tonos suaves que crean un ambiente tranquilo y acogedor. Algo mejorable su resetvado, que es muy pequeño y, salvo que lo ocupes en su totalidad, no tienes intimidad y retumba mucho el sonido del resto de mesas.
Su personal discreto y la atención excelente.
Por lo que nos comenta Joaquín, es un restaurante dispone siempre de producto de temporada y rezuma calidad en todas sus variantes. Muy recomendable sus carnes.
Dispone de una carta variada y dos menus desde los 20,00 euros. Más que razonable para lo que se ofrece. La carta de vinos también es muy interesante.
Sin lugar a dudas, un local con encanto al que volver sin mucha tardanza y con cualquier excusa.
Hemo tomado varios entrantes para compartir, con unas originales croquetas de emmental y pasta kataifi, unas manitas deshuesadas con gambas y unos boletus con jamon y huevo. Exquisitas las croquetas y el resto muy bueno. De plato fuerte tomamos solomillos con distintas salsas, y yo probé una magnífica perdiz en escabeche.
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