Un lugar peculiar, más parecido a un club con restaurante, que a un restaurante con servicios como la piscina, padel, etc.
El salón interior bien ambientado y bonito. Visto el lugar por fuera, te sorprende ese interior.
La terraza no está bien preparada. Hace mucho calor, pero podemos comer con nuestro perro.
La comida bien presentada y con luces y sombras. Buenas cantidades y a un precio justo para lo que ofrecen. Como curiosidad, en el menú de 30 euros, la bebida es libre, pudiendo repetir tanto como quieras.
El servicio muy bueno y muy atentos, aunque algo lento.
Lo más cuiroso es un arroz al horno hecho dentro de una calabaza.Un poco flojo de potencia, para mi gusto.
Tendremos que volver y probar otro menú.
Es un lugar estupendo para ir en grupo y con niños. Tiene una piscina estupenda con socorrista, muuuuchas hamacas, varias pistas de padel, campo de fútbol, todo en una finca enorme. La comida no está mal, pero se está muy cómodo allí
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