Lo conocí hace unos 18 años, y cada vez que paso por ahí "triunfo".
El lugar, la decoración , la comida, los camareros, el maitre... Es que se une todo lo bueno en este sitio.
Las gambas de Huelva, riquisimas. Las croquetas de boletus y trufa, deliciosas, y el tartar de salmón, insuperable. Todo un deleite para el paladar y para la vista.
El servicio excelente y esas cañas tan bien tiradas ...
Siempre está lleno, aunque la barra es amplia también suele estar abarrotada. Mejor llamar con antelación.
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